¿Cuáles  son las 4 ciudades más bonitas  de Europa? Difícil elección para un continente con tanta historia y con estilos artísticos tan variados que abarcan desde el románico y el gótico hasta el renacimiento, el barroco y hasta el modernismo.
 
En este post os contaremos cuáles son nuestras 4 ciudades favoritas del Viejo Continente. Eso sí, con vuestro permiso obviaré las tres grandes capitales europeas (París, Londres y Roma) que, a buen seguro, deberían encabezar todas las listas.

FLORENCIA. La capital del Renacimiento

En Europa existe el eterno debate entre Florencia o Roma. ¿Cuál es más bella? Imposible escoger y, además, no merece la pena hacerlo pues en un viaje se pueden visitar ambas. La familia Médici hizo de Florencia una próspera Ciudad-Estado a finales de la Edad Media. Y de la mano de los más grandes artistas del momento, Florencia se convirtió en una de las ciudades más bonitas de Europa.
 
Miguel Ángel, Vasari, Ghiberti, Brunelleschi o Giotto son solo algunos de los brillantes artistas que dejaron su impronta en esta ciudad. La Catedral de Florencia es quizá la obra más emblemática de la ciudad. La cúpula de Brulelleschi alabada por el mismísimo Miguel Ángel tiene buena culpa de ello. Pero no son menos bellos el romántico puente Vecchio o la elegante Plaza de la Signoria con el antiguo Palacio Vecchio y la renacentista Logía de los Lanceros.
 
Son muchos los lugares que hay que ver en Florencia, pero los amantes de los museos no se perderán ni la Galería de los Uffizi, donde podrán admirar el célebre Nacimiento de Venus de Botticelli, ni la Galería de la Accademia, donde disfrutarán de un bis a bis con la más famosa obra de arte del Renacimiento italiano: el David de Miguel Ángel.
 
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BUDAPEST. Los mejores baños de Europa

Casi dos mil años de historia contemplan Budapest, otra de las capitales que no puede faltar en una lista de las ciudades más bellas de Europa. Separada en dos mitades por el Río Danubio, auténtica autopista fluvial que recorre media Europa, en Budapest se puede disfrutar del arte del buen vivir a precios bastante más bajos que la media de Europa.
 
Aunque la ciudad se ha ido desarrollando a lo largo de los siglos, fue con la incorporación a la corona Austrohúngara cuando la que entonces era la segunda capital imperial se convirtió en una de las más bellas del continente. Y muchos de los lugares que podremos visitar en Budapest hacen referencia a aquellos momentos. No debéis perderos un paseo por la monumental Avenida Andrassy, con sus palacetes decimonónicos, su imperial ópera que compite con la de Viena por ser la más bella de Europa o sus múltiples y artísticos cafés. Aunque si queréis disfrutar de una buena merienda, con una riquísima tarta y un café de corte imperial, nada mejor que acercarse hasta el Café New York, probablemente el más bello del mundo. Uno podría llegar a pensar que está tomándose un té en el mismísimo Palacio de Versalles.
 
Por el mítico Puente de las Cadenas deberemos cruzar hasta la Colina de Buda, donde se encuentran otros maravillosos monumentos, como el Bastión de los Pescadores o la Iglesia de Matías, donde antaño  eran coronados los monarcas magiares. El viejo Palacio Real domina desde lo alto de la colina toda la llanura de Pest.
 
Por la tarde se impone disfrutar de alguno de los estupendos balnearios de Budapest, tan arraigados en la cultura local. El Gellert o el Szécheny son los preferidos por lugareños y visitantes. En este post podéis conocer otros de los lugares que hay que ver en Budapest.

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PRAGA. Entre el gótico, el barroco y la buena cerveza

Con 143 litros por persona y año, los checos son los ciudadanos de Europa que más cerveza consumen, por delante de alemanes y austríacos. Solo por degustar alguna de sus famosas cervezas locales como la que sirven en U Fleku, cervecería que cuenta con 500 años de tradición, ya merecería la pena visitar Praga.
 
Sin embargo, más allá de la cerveza, atractivos no le faltan a la capital checa. Hay quien sustenta que la Plaza de la Ciudad Vieja, con sus múltiples palacetes renacentistas y barrocos, con un bellísimo antiguo ayuntamiento y con su radiante iglesia barroca de San Nicolás es la más bella de las plazas de Europa. Y probablemente lo sea. El reloj astronómico que preside el ayuntamiento actúa como un imán para los millones de visitantes que año tras año visitan la ciudad.
 
Sin embargo, el paseo más bello de la ciudad es el Camino Real, que nos llevará hasta la colina del Castillo, donde se ubica la maravillosa Catedral de San Vito, uno de los templos gótico más exultantes al norte de los Alpes, pasando por varios de los lugares de más interés de Praga. De todos ellos, es el gótico Puente de Carlos el más famoso. Ennegrecido por el paso de los años y repleto de artistas callejeros que hacen las delicias del viajero, este puente une los barrios de la Ciudad Vieja y Mala Strana o Pequeña Ciudad, cuyo epicentro lo forma la iglesia de San Nicolás de Mala Strana, uno de los templos barrocos más impresionantes de Europa.
 
Mención aparte merece el Barrio Judío de Praga, con sus múltiples sinagogas y su maravilloso y enigmático cementerio, donde hasta 100.000 personas fueron enterradas en distintas capas superpuestas. Un verdadero laberinto de preciosas lápidas que nadie debe perderse.
 
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CRACOVIA. La antigua capital polaca

Tampoco podría faltar Cracovia en esta relación de las ciudades más bonitas de Europa. Hay quien la denomina la Praga de Polonia, aunque en realidad Cracovia tiene personalidad propia. Sin embargo, no le faltan similitudes con la capital checa. También la plaza central de Cracovia, la Plaza del Mercado, se encuentra entre las más bellas del continente, con decenas de palacetes renacentistas y barrocos en su perímetro y presidida por la Basílica de Santa María, quizá la más querida por los lugareños. En el centro de la plaza, la Torre del Viejo Ayuntamiento y la Antigua Lonja de los paños son de visita indispensable.
 
También hay un Camino Real en Cracovia que nos llevará hasta la Colina del Castillo, una nueva similitud con la capital checa. En el Castillo, nadie puede dejar de visitar su ecléctica catedral, mezcla de estilos, y donde yacen buena parte de los antiguos monarcas polacos. El Castillo Renacentista, con sus museos, suele poner punto final a la visita a la colina.
 
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Este artículo ha sido elaborado por Jordi Martínez, viajero apasionado y autor del blog de viaje Milviatges.com.