Sí, viajar es una de las mejores actividades que puedes realizar para enriquecer tu vida, reinventarte y alcanzar una felicidad que no has experimentado antes; pero también es una oportunidad ideal para entender cómo cada una de tus acciones tiene un impacto en la vida de los demás. 

Depende de ti la importancia que le das a tus huellas, que aunque parezcan pequeñas en relación al vasto mundo en el que caminamos, lo dicen todo de ti. Viajar de manera responsable es uno de los principales retos que debes asumir una vez que decides aventurarte y, lo mejor de todo, es que es más divertido y gratificante de lo que imaginas.

¿Qué es el turismo responsable?

La denominación Turismo Responsable se utiliza para definir diversas propuestas dirigidas a enfrentar los impactos negativos del turismo: daños a ecosistemas, enajenación de tierras, desestructuración de las sociedades locales, etc

¿Cómo ser un turista responsable? 

1. Respeta la cultura y trata de entenderla

Esto no siempre será fácil en destinos alejados, donde la cultura está condicionada por una historia política, social y religiosa muy diferente a la nuestra; pero recuerda que tú escogiste viajar allí y su realidad es parte de lo que tendrás que vivir.  Lo primero que debes hacer es informarte sobre las costumbres del lugar, ya sea en internet o a través de personas que hayan estado ahí.
 
Una vez que tengas claro el panorama, llega, observa con atención, relaciónate con respeto y aprende de las riquezas que cada pueblo puede ofrecerte.
 
 
Un buel lugar para observar las dinámicas de la gente son los lugares de comercio, como plazas o ferias de mercado, donde convergen gente del campo y la ciudad en un ambiente muy colorido y alegre.
 
Otra buena opción es averiguar sobre eventos artísticos y culturales de carácter público, como conciertos y festivales, ya que aquí podrás conocer otro tipo de movimientos.
 
Y si preciso coincide que durante tu estadía hay alguna fiesta popular, de esas que duran toda la noche, va toda la familia, se toman solo bebidas típicas (y muy alcohólicas) y a lo largo de la noche hay fuegos artificiales impactantes, estás de suerte y no dudes en aprovecharla. 

2. Busca hoteles responsables (social y ambientalmente)

Actualmente hay muchas opciones, desde lugares de lujo hasta cabañas con lo básico, así que lo primero que puedes hacer es definir un presupuesto estimado y luego utilizar un buscador de hoteles para ver las opciones que están en ese rango.  
 
 
Cuando las tengas, revisa bien sus páginas e incluso puedes contactarlos para saber qué tipo de prácticas llevan a cabo. Muchos no se venden a sí mismos con adjetivos rimbombantes y sin embargo generan un impacto local muy positivo, con pequeñas acciones como trabajar con comunidades cercanas, tener programas de reciclaje y manejo deshechos, y consumir productos que vienen de redes de comercio justo.
 
¿Qué significa esto? Que los productores obtienen un pago acorde a su trabajo, los procesos de producción tienen un impacto mínimo y tú sabes de dónde viene lo que estás consumiendo. 
 
Eso sí, una vez que escojas el lugar, lo mejor es que regreses al buscador y hagas la reserva desde allí ya que los hoteles suelen presentar ofertas exclusivas para estos espacios. 

3. Intenta generar menos basura

¿Te ha pasado que estás visitando un lugar y justo cuando quieres botar una botella, bolsa de papitas u otros empaques no hay basureros?
 
Como tendemos a tener uno a la mano no nos damos cuenta de la cantidad de cosas que botamos al día, pero en un viaje lo que menos debes generar son desperdicios.
 
Así que vamos por lo más fácil: lleva siempre contigo un termo o botella reutilizable, y no vale comprar botellas de plástico para rellenarlas solo un par de veces porque en serio es muy malo para tu salud y para el medio ambiente.
 
Puedes pedir en tu hotel que te las llenen de agua, jugo o té antes de salir y hacer lo mismo en los restaurantes. 
 
Además, procura que los lugares donde comas te sirvan en vajillas reutilizables, no recibas pitillos y cuando hayas generado basura, utiliza los basureros correctos para botarla.
 
Ahora la mayoría de destinos turísticos naturales tienen claramente diferenciados los depósitos para reciclaje, así que respétalos. Y si no los encuentras, lleva siempre contigo una bolsita para poner tu basura y botarla después. 

4. Haz más turismo a pie o en bicicleta

Digamos que para ir al otro lado del mundo tu mejor opción siempre va a ser tomar un avión, sobre todo con la cantidad de ofertas de vuelos que se encuentran actualmente. Una vez en tu destino, una de las mejores alternativas para conocerlo es hacer caminatas o tours en bicicleta.
 
 
Los beneficios de este tipo de turismo son evidentes y tienen un alcance muy profundo, así que comencemos con los tuyos.
 
Seguramente vas a disfrutar de cada opción gastronómica que se te ponga en frente, sin pensar en otra cosa que no sea el placer de probar sensaciones diferentes, así que estar activo mientras haces turismo te ayudará a mantenerte saludable.
 
Además, no solo estarás viendo el destino a través de una ventana mientras un/a guía te lo explica, sino que lo vivirás, respirarás y entenderás desde tu propia experiencia y podrás visitar rincones que de otras maneras son inalcanzables. 
 
¿Y los beneficios del destino? Tanto caminar como andar bicicleta son actividades amigables con el medio ambiente y te verás involucrado en las dinámicas del lugar, valorando y respetando su cultura.

5. Compra artesanías al precio justo

Bueno, eso depende de si quieres artesanías de verdad, de esas que son el resultado de técnicas antiguas y cuyos diseños reflejan una cosmovisión, o si buscas un producto masivo que tenga la bandera de tu destino junto a un corazón.
 
En el primer caso considera lo siguiente: puedes estar frente a un objeto pequeño o “poco útil”, pero más allá de eso hay una o varias personas que dedicaron su tiempo, esfuerzo y manos a realizarlo, contribuyendo así a la permanencia de oficios que podrían ser fácilmente absorbidos por máquinas.

Un buen truco es intentar calcular el tiempo y esfuerzo que se puede tomar una persona haciendo la artesanía que tienes en las manos y pensar en lo que creerías justo recibir si tú la hubieras hecho (tomando también en cuenta el costo de la materia prima). De esta manera puedes ser una persona más justa a la hora de comprar y se te va a ir de la cabeza la idea de que todo lo puedes regatear porque eres turista y te quieren engañar.