Uno de los principales motivos por los que viajar es una experiencia inigualable, es la posibilidad de conocer de cerca las costumbres que tiene cada destino. Y en un país tan diverso como Colombia las particularidades abundan. 

En su amplio territorio hay cinco regiones naturales: el Caribe, el Pacífico, los Llanos, los Andes y la Amazonía, y en cada una habitan diferentes pueblos y comunidades con sus propias características. ¿Te imaginas la cantidad de tradiciones en cuanto a música, gastronomía, cosmovisión y celebraciones? Son innumerables, pero hay ciertas costumbres que son comunes a casi todos los colombianos y aquí te las contamos:

1. En Colombia no se toma café, se toma tinto

Cuando digo “en todos lados” me refiero a que vayas donde vayas, alguien siempre te va a ofrecer un "tintico" (o taza de café negro).
 
 
De desayuno, a media mañana, después de almuerzo, en una reunión de trabajo, en una salida con amigos… En Colombia se toma tinto y esto no es sorpresa para quien sabe que este país es el cuarto productor de café en el mundo y que se lleva el primer lugar cuando hablamos de la suavidad el grano.
 
Eso sí, no todos los cafés son de buena calidad; lo mejor es que busques cafeterías o marcas especializadas en ofrecer productos orgánicos, cultivados por comunidades cafeteras y que te garanticen un sabor exquisito y único. 
 
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2. ¿Hay algo que celebrar? ¡Que sea con rumba!

Cualquier razón es buena para reunirse con familia y amigos, tomar unos aguardienticos y bailar hasta la madrugada. 
 
 
Para los que no saben qué es aguardiente (también llamado aguardientico por los colombianos que le tienen mucho cariño), es un licor de anís muy consumido en todo Colombia, que se sirve en pequeños shots y se acompaña de un vaso de agua con hielo, por si los primeros tragos resultan muy fuertes; porque los que siguen ya ni se sienten.
 
El deseo de tomarlo aumenta cuando comienza a sonar la música rumbera, que generalmente varía entre la salsa, el reggaetón, el vallenato, la cumbia o cualquier otro ritmo caribeño, que acompaña cualquier momento de celebración. 

3. Una arepa: el arma secreta contra el hambre

Cada región se especializa en preparar su propia arepa, pero todas comparten lo básico y es que están hechas con maíz y se consumen en cualquier momento del día. 
 
 
Los paisas preparan la arepa más conocida y también la más simple: plana, de maíz blanco, para acompañar cualquier comida; aunque se disfruta mucho mejor con queso, huevos revueltos, chorizo o fríjoles encima. También tienen la famosa arepa de chocolo, hecha con un maíz más dulce y servida con mantequilla y queso fresco, ¡una delicia! 
 
La costa tiene una muy particular: la arepa de huevo que, mediante una delicada y muy habilidosa preparación, resulta en una masa crocante de maíz frito rellena de un huevo perfectamente cocido; ¡un manjar!
 
Aunque tal vez la más rara, y no por eso menos rica, es la santandereana, que se prepara con maíz amarillo, ceniza de leña disuelta en agua y, en algunos casos, chicharrón picado o yuca. Hay muchas otras, como la boyacense mezclada con cuajada, mantequilla, sal y panela; la de mote que se prepara del maíz con afrecho, la arepeula de maíz con panela, la de chicharrón amasada con manteca de cerdo… una lista interminable. 
 
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4. La navidad es la época más esperada del año

Empecemos porque desde el 1 de diciembre todas las casas, oficinas, conjuntos habitacionales, parques y plazas públicas, centros comerciales y hasta aeropuertos locales, ponen la decoración de navidad, arman su pesebre y comienzan el festejo. 
 
 
A partir del 16 inician la novenas, una costumbre que recuerda los nueve días de travesía de María y José antes del nacimiento de Jesús (o Niño Dios, en colombiano). Durante todo el mes se consumen natilla y buñuelos, se cantan villancicos con panderetas y maracas, hay reencuentros familiares y, por supuesto se hacen festejos entre familia y amigos. 
 
Otra de las particularidades de Colombia, es que los regalos los trae el Niño Dios, y no Santa Clauos. Los pequeños lo esperan con ansias en la medianoche del 24 de diciembre. Además, las ciudades encienden impresionantes alumbrados con diferentes motivos e incluso compiten por premios lo que los ha convertido en un atractivo turístico muy aclamado. 

5. El mejor plan para el fin de semana es irse de finca

El mejor plan de las familias colombianas es aprovechar los días de vacaciones para escapar al campo, alquilar una finca con piscina en tierra caliente y pasar allí fines de semana completos en medio de juegos, música y mucha comida. 
 
 
Claro que hay algunas regiones donde el clima no da como para piscina, pero mientras haya un río cerca, algún parque temático o actividades como salir de fiesta o montar a caballo, es suficiente para que el paseo sea todo un éxito.
 
Y mientras más gente de la familia vaya mejor, sobre todo si es la época navideña y van a leer la novena juntos, jugar al amigo secreto para no tener que darle regalo a tanta gente y cocinar una cena llena de platos diferentes. 

6. Hay un día en el que se prenden miles de velitas

Aunque sea laico por constitución, Colombia es un país muy católico en la práctica y muchas de sus celebraciones giran en torno a estas creencias, así que en el Día de las Velitas todo el país se ilumina en homenaje a la inmaculada concepción.
 
 
Las celebración inicia a las 19:00 del 7 de diciembre y termina en la madrugada del 8 de diciembre, horas durante las cuales en todos los barrios, conjuntos, parques, calles… (casi como en la novena), se prenden velitas y faroles y la gente sale a las calles a compartir estos conmovedores momentos, participar en las oraciones grupales o tomarse fotos en los más bellos escenarios.
 
De alguna manera este día marca el inicio de le época navideña y, claro está, muchos celebran el acontecimiento con una buena fiesta.  

7. Nada más colombiano que el Vallenato

Adorado por muchos y odiado por otros, este género musical de la Costa Atlántica colombiana, que se toca con acordeón, guacharaca y caja vallenata, nació hace más de 200 años en las zonas ganaderas con el afán de contar historias y acompañar el trabajo de campo. 
 
Foto: El Clarin
 
Siglos después, el vallenato se ha alejado de su naturaleza anecdótica, pero mantiene los mismos instrumentos que ahora lo que buscan es que se prenda la rumba allí donde los tocan. Aunque en Colombia el vallenato no solo suena en las rumbas; también en los buses, los locales comerciales, las novelas, la publicidad y hasta en algunos funerales.
 
El apasionante sonido del acordeón tiene la capacidad de abrigar el corazón y despertar el amor de los colombianos por su país, así como de darle órdenes al cuerpo de que tiene que empezar a moverse, de un lado a otro, muy caribeñamente. 
 
Conoce aquí el famoso Festival de la Leyenda Vallenata